Olores de pinos y piñones,
de tomillo y romero,
del musgo y de las setas,
todos, olores del bosque.
Aromas de las rosas,
del azahar y el jazmín,
recuerdos de mi jardín.
Ricos olores de guisados,
de aliños, postres y asados,
veo a mi madre con un blanco
y bordado delantal, cocinando,
en su cocina, reinando
A mi padre, en su taller,
el olor de gasolina,
de petroleo y trementina.
Ese olor de la tiza y de la tinta,
de la goma de borrar,
del incienso, de los cirios y las velas,
son los de mi primera escuela.
Y, por encima de todo,
el fuerte olor salado del mar.
De mi Mediterráneo,
pequeño en el mundo,
pero inmenso a mis ojos de niña,
donde aprendí a nadar,
y a su cambiante humor, respetar.
Olores todos ellos que me recuerdan
mi niñez, mi divertida, alegre y feliz niñez,
una niñez ya lejana
pero nunca olvidada.
NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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