Tu mirada y la mía ya no se cruzarán,
tus ojos azules ya no me verán,
tus fuertes manos ya no me acariciarán,
y tus dulces labios ya no me besarán.
Tampoco, unidos, tu cuerpo y el mío,
disfrutarán de esos magníficos momentos,
que después del amor, y ya colmados,
fundían nuestras almas con su magia,
y hacían de nuestra cama,
un punto de partida a Citerea.
¡Cuán fútil es la vida!
!Cuán leve es la dicha!
El miércoles, aún eras mi Amor,
el jueves, un cuerpo sin vida,
el viernes, sólo un montón de polvo,
hoy, y para siempre, amado mío
aunque todos crean que nada eres,
tu deseo hacia mi y tu ternura
han conseguido, que no mueras
y que mucho de ti quede conmigo.
NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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