Un día supe de tu existencia
y te vi en un hospital,
tu pequeñez y desamparo
estremecieron mi alma,
cuando te vi !tan sola y frágil!
en tu casa de cristal
Desde aquel día,
no pude olvidarte
y adiviné que debía
protegerte y rescatarte.
Con tesón conseguí encontrarte,
y llevarte en mis brazos a mi hogar,
a ti, mi rubia princesa, mi niña entrañable,
y desde entonces me dediqué a amarte.
Nada fue ya lo mismo,
entraste en mi vida, arrollándolo todo,
llenando mi casa de luz y calor,
de gritos y lloros y de risas sin fin.
Pasaron los días,
crecías hermosa y feliz
pero hubo un momento,
inesperado y terrible
en que todo cambió.
Médicos, enfermeras,
medicamentos,
tratamientos y
análisis y pruebas.
Y, luego,
la verdad pura y dura:
!eras “diferente”!
Me hubiera gustado tanto,
me hubiera complacido
compartir contigo muchas
y muchas cosas hermosas,
me hubiera sentido feliz
enseñándote todo lo yo que aprendí.
Feliz de viajar contigo por el mundo
para que conocieras
esos rincones maravillosos
que enamoran a cualquiera,
explicarte sus historias
y hacerte vislumbrar
su importancia y su misterio.
Dejarte hojear mis libros queridos
mientras comentábamos su contenido.
Llevarte a conciertos y darte a conocer
el milagro de la buena música,
para que las melodías inundaran tu ser.
Descubrir tus sueños y
ayudarte en tu camino
para hacerlo más fácil
y que consiguieses alcanzar
todo lo que pudiste soñar.
Sin embargo, los dioses no lo ha querido así:
Eres preciosa, cariñosa e irrepetible
te quiero con locura y te querré siempre.
intentaré ayudarte todo lo que pueda
en el poco tiempo que me queda de estar a tu lado,
pero lo que yo soñaba compartir contigo
no lo podré hacer, puesto que mi preciosa,
mi muy querida e irrepetible niña,
has estado tocada con las flechas
de la inconsciencia, y la inmadurez
y me han dicho que siempre serás una niña.
NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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