Empezé a escribir siguiendo el consejo del terapeuta que me trataba de una depresión que padecí.
Intenté plasmar en un papel mis emociones y sensaciones para luego comentarlas con ese profesional.
Dió resultado: el ver escritos mis sentimientos y emociones me hizo reconocer de donde podían provenir mis dudas y mis inseguridades.
Pero cuando me dieron el alta de la depresión, me había acostumbrado ya a escribir y no he podido dejar de hacerlo.
Lo que empezó siendo una terapia se ha convertido en poco tiempo en un placer y en algo que me hace sentir viva.
Es como si la vida me concediera una segunda oportunidad para recuperar la ilusión y las fuerzas perdidas.
Siempre he tenido facilidad para la redacción de diferentes tipos de documentos.
De pequeña, en la escuela, sacaba buenas notas gracias a mis redacciones.
Mas tarde, primero en el Instituto y más tarde en la Universidad, los trabajos sobre diferentes temas más de una vez me salvaron una asignatura o un crédito.
Incluso en mi trabajo, (fui durante muchos años, secretaria de dirección) tuve que redactar muchos y muy variados documentos de la manera más clara y entendible posible.
Y, ahora, la cosa va así: Me imagino una historia y unos personajes. Busco información sobre el lugar o lugares y sobre la época en la cual situo la historia, ya que deseo hacerla creible.
Luego me siento delante del ordenador y comienzo a escribir, intentando hacer que la trama y los personajes puedan parecer interesantes.
A partir de este momento, me sumerjo de tal manera en la historia y en los personajes, que me molesta que me interrumpan para cualquier tonteria.
Si tal cosa sucede, que suele suceder, debo tomar nota de todas las cosas que en aquel momento tengo en mente y aún no he desarrollado, pues debido a una salud un poco precaria, caigo en muchas ocasiones en lapsus de pérdidas de memoria.
Y, escribo, escribo sin parar. Ya sea un poema, una novela, una obra de teatro, una carta de protesta o de agradecimiento por un tema, etc.
Escribir se ha convertido para mi en una especie de droga y no hay un día en que no escriba algo. Si no puedo hacerlo, siento que me falta algo importante.
Como dirían ahora “me lo pide el cuerpo”.
NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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!Animo y adelante, Carmetta!
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