Lo que prometían tus ojos cuando me mirabas,
con tu mirada despierta y juguetona
lo confirmaba tu abierta sonrisa.
Promesa de amor, de deseo, de caricias,
de ternura en las manos y en la boca.
Me mirabas como si en cada instante descubrieras
en mi algo entrañable que te conquistara,
como si yo fuese una preciosa joya
o un lujo del que nunca querrías prescindir.
En el hondo silencio oí tu voz
prometiéndome amor y placer,
y encendiste en mi la llama
del deseo y del querer
Promesas que se cumplieron:
en ti hallé la ternura,
con tus manos vibré
y en tu boca de tiernos labios
todo tu encanto gocé.
Me quisiste y te amé,
respiramos el mismo aire,
nos consumió el mismo fuego,
seguimos un sendero,
exploramos una aventura
de amor, placer y locura.
No siempre fue placentero
ni el camino fue trillado,
pero nunca lamentamos
aquellas promesas.
Ahora, tengo frío en las manos
y mis labios están secos,
hay hielo en mi cuerpo,
y se me nubla la mente,
el invierno ha llegado con tu muerte.
NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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