domingo, 8 de mayo de 2011

UN DIALOGO IMPOSIBLE

T E A T R O



PERSONAJES DE LA OBRA












ABUELO - MANUEL

ABUELA - DOLORES

TIO - DOMINGO

PROTAGONISTA - ALBERT

MEDIADORA – DRA. ARENAS

CAMPESINA MAYOR

CAMPESINA JOVEN



PRIMER ACTO


Se levanta el telón.


TODO MUY OSCURO. Se oye una música relajante muy tenue, cuyo sonido va aumentando lentamente, mientras un foco de luz, hace que vaya disminuyendo progresivamente la oscuridad.

Un consultorio médico no convencional, una camilla de masajes. Un hombre y una mujer. El hombre, está tendido en la camilla mientras la mujer, con bata blanca, le está haciendo un masaje en los hombros.

La mujer le pregunta al hombre:

DRA. ARENAS: “¿Te sientes mejor, ahora?”

ALBERT: “Si, estoy mejor. Perdona que me haya mareado esa manera tan tonta”.

DRA. ARENAS (- yendo hasta su mesa y sentándose): “Ya puedes levantarte. Acaba de vestirte y ven a sentarte.”

El hombre se levanta de la camilla y detrás de un biombo, se pone la camisa.. Se sienta en un sillón delante de la mesa de la doctora.

DRA. ARENAS: “¿Sabes? No ha sido ninguna tontería. Necesitabas sacar fuera de ti, toda esa ansiedad. Tenías los hombros muy tensos. Un buen masaje en los hombros casi siempre nos libera de las tensiones”.

ALBERT: “Es que me sentía muy mal. Estaba angustiado”.

DRA. ARENAS: “¿Qué es lo que te pasa?”

ALBERT: “Si quieres que te diga la verdad, no lo sé. Lo único que sé es que me siento muy triste y muy frustrado”.

DRA. ARENAS: “¿Te ha ocurrido algo? ¿Te has disgustado con tu mujer? ¿Con tus hijos?”

ALBERT: “No. Bueno, no más que otras veces. Tu sabes porque ya te lo he explicado alguna vez que en casa, las cosas no marchan muy bien. Mi mujer no tiene con nuestros hijos la paciencia que debía tener. Ahora son ya unos adolescentes que cuestionan muchas cosas y quieren afianzar su personalidad. Están continuamente provocando conflictos. Y las peleas son constantes”.

DRA. ARENAS: “Sí. Los adolescentes son muchas veces intratables y hay que tener con ellos mucha paciencia y buen tino para entenderlos”.

ALBERT: “Exactamente. Pero no es éso. Hace ya dos años, desde que murieron mis padres en aquel desgraciado accidente de coche, yo no me siento bien”.

DRA. ARENAS: “Debió ser un golpe muy fuerte. Tan de repente”.

ALBERT: “Si. Fue muy fuerte”.


DRA. ARENAS: “Es normal, que te sientas mal. Tu no pasaste por la transición de haberlos verlos enfermar y envejecer día a día para poder hacerte lentamente a la idea de que te ibas a quedar sin ellos. Tuviste que asimilarlo de golpe. Y, además, no sólo uno, los dos al mismo tiempo”.

ALBERT: “Ya lo sé. Fue un “shock” muy fuerte. En el primer momento, no podía creerlo, pero luego, tuve que hacerme cargo de todo. Primero de reconocerlos en el depósito. Luego, de llamar a todos los familiares y amigos, del funeral y del entierro. Estaba como atontado”.

DRA. ARENAS: “¿Tu mujer no te ayudó?”

ALBERT: “Elisa estaba de viaje de negocios, en Méjico. No pudo ayudarme en nada. Llegó con el tiempo justo para el entierro. Y luego, tuvo que volver a marchar. De pronto, me sentí muy solo. Los chicos en la escuela y con sus cosas. Elisa, de viaje y yo, sin mis padres. Yo solía ir a verles por lo menos una vez a la semana. A veces más. Y cada día, hablaba por teléfono con ellos”.

DRA. ARENAS: “¿Estabais muy unidos, verdad?”

ALBERT: “Bastante. Fui hijo único. Me quisieron mucho y yo los adoraba. Sobre todo a papá. A mamá también la quería pero eramos muy diferentes y chocábamos a menudo. Nos peleábamos”.

DRA. ARENAS: “Así ¿Empezaste a sentirte mal inmediatamente después de la muerte de tus padres?”

ALBERT: “No exactamente. Me sentía muy triste y les echaba de menos, pero creí que iba asimilándolo”.

DRA. ARENAS: “¿Que pasó?”

ALBERT: “Bueno. Pasados ya unos días, y con Elisa de vuelta a casa, decidimos que lo mejor era vender el piso de mis padres. Hacía poco habíamos visto una casa en un pueblo del interior pero no muy lejos de la costa, que nos pareció perfecta para los fines de semana y para las vacaciones. Con la venta del piso de Barcelona, había de haber de sobra para poder comprar la casa. Lo pusimos en venta y como solamente trabajo por las mañanas, me dediqué por las tardes a mirar todas las cosas del piso, para decidir si había algo interesante o lo que había que tirar, bueno, ya sabes, dejar el piso vacío para la venta”.

DRA. ARENAS: “Y ¿que ocurrió?”

ALBERT: “Fue muy triste. Ver y clasificar todas las cosas de mis padres, fue tremendo. Pero, he aquí que un día encontré unas fotos muy antiguas y unos documentos que me llenaron de curiosidad”.

DRA. ARENAS: “¿Porqué?”

ALBERT: “Las fotos eran de la familia de mi padre. De sus dos hermanos, de su madre, de mi padre de pequeño y con su traje de comunión. Pero lo llamativo el caso es que no había ni una foto de su padre, de mi abuelo”.

DRA. ARENAS: “¿Te extrañó?”

ALBERT: “Pues sí. Yo no conocí a mi abuelo paterno. Murió antes de que yo naciera. O por menos, éso me dijeron al principio. Cuando yo era pequeño. Entonces recordé que más adelante, la abuela un día me dijo que no había muerto, que había desaparecido en la guerra civil y que no habían sabido nunca, nada de él”.

DRA. ARENAS: “¿No te dijo nada más?”

ALBERT: “No. En su momento, se lo pregunté a mi padre, que me confirmó que había desaparecido y que él, que era su hijo menor, lo estuvo buscando durante mucho tiempo por cárceles, hospitales, etc. pero que nunca encontró su pista. Finalmente, desengañado, desistió. Me explicó que eran tiempos muy difíciles, que desaparecía mucha gente y que mataban también a muchas personas por venganzas y por odio”.

DRA. ARENAS: “Es cierto, en las guerras, suceden estas cosas. Y en una guerra civil , aún más que en otro tipo de guerras. Suele haber mucho odio en el ambiente. ¿Sucedió algo más?”

ALBERT: “Sí, en una caja de zapatos encontré un reloj de los de cadena, de plata, unos gemelos y una aguja de corbata, todo también de plata, un carnet de posesión de una escopeta de 1935 y una cédula de identificación a nombre de mi abuelo, fechada en 1940 y por último, un documento de la denuncia de la desaparición del abuelo, con fecha 19 de febrero de 1941 Son las únicas cosas de mi abuelo que había en toda la casa . Creo que fue en ese momento cuando comencé a sentirme mal”.

DRA. ARENAS: “¿Porqué motivo?”

ALBERT: “!Me pareció tan triste que de una persona, solamente quedaran esas pocas cosas.! Y a partir de entonces no pude evitar pensar en cómo seria mi abuelo, qué pasó con él, si lo fusilaron, si se exilió, dónde habría muerto, porqué se marchó. Todas esas preguntas sin respuesta empezaron a bailarme por la cabeza y ya no había nadie de la familia que lo hubiese conocido y pudiera responderme”.

DRA. ARENAS: “¿Te obsesionaste con todo ésto?”

ALBERT: “Quise averiguar que es lo que había ocurrido. Escribí cartas a diversas organizaciones intentando averiguar que es lo que había sido de él. La Policia, la Guardía Cívil, los Juzgados, el Ayuntamiento de Barcelona, a los diferentes Ejércitos, a diferentes archivos, al archivo de Salamanca, al Valle de los Caídos, consulte diversas hemerotecas, listados de personas desaparecidas o muertas, en la guerra civil española, en la segunda guerra mundial, listas de personas que estuvieron en campos de concentración, en campos de trabajo, a la Cruz Roja Internacional. Busqué y rebusqué allí donde se me ocurrió o donde me indicaron que podía encontrar algo”.

DRA. ARENAS: “¿No conseguiste nada?”

ALBERT: “Nada. Como si se lo hubiese tragado la tierra. Puse incluso avisos en diversas páginas de desaparecidos, en Internet, en revista de guerrilleros y de republicanos en Francia, en los casales de España de todos los países por si hubiera emigrado y alguien le hubiese conocido”.

DRA. ARENAS: “¿Tampoco lo encontraste?”

ALBERT: “Nada de nada. Estuve leyendo libros y artículos sobre la guerra civil y sobre la postguerra. Fue espantoso. No tenía ni idea de que hubiera sido tan horrible. Mi padre me explicaba algo de la guerra civil pero cuando ocurrió, él era aún muy pequeño. Así fui averiguando las brutalidades y los horrores que se dieron en los dos bandos, pero también, todo lo que llegó luego, cuando acabó la guerra. !No podía creerlo!”

DRA. ARENAS: “Continúa”.

ALBERT: “!Todas aquellas crueldades!. Yo había leído cosas, claro está, cosas sobre los campos de concentración de los nazis alemanes durante la segunda guerra mundial, !pero aquéllo! En mi país y en pleno siglo XX, que pudiera darse tanto odio, tanta represión, tanta crueldad con los vencidos..Me fue invadiendo la tristeza y la lástima, luego, la ira y la rabia. !Y, todo éso, había durado 40 años! Sentía en el pecho como una opresión, que me impedía respirar con amplitud”.

DRA. ARENAS: “¿No sabías que había sido así?”

ALBERT: “Sabía que habían ocurrido cosas pero nunca imaginé la magnitud de lo que pasó. De súbito, fui consciente de ello y ésto me hizo sentir muy mal. Quise explicar a mis hijos lo que había ocurrido en esos días, pero no sintieron el menor interés en el tema. No les importaba nada de lo que había pasado. Para ellos era como un cuento sin importancia”.

DRA. ARENAS: “¿Qué pensaba tu mujer de todo ello?”

ALBERT: “Elisa opinaba que me preocupaba demasiado. Ella es muy pragmática y al proceder de una familia numerosa, no entiende muy bien todo este tema. Sin embargo, nunca se ha opuesto a que realizase esta investigación. Al contrario, a principio incuso me animó a ello”.

DRA. ARENAS: “¿Y ahora?”

ALBERT: “Piensa que debería dejarlo. Sobretodo después de que comencé a tener ese dichoso sueño”.

DRA. ARENAS: “¿Qué sueño?”

ALBERT: “Uno que se repite a menudo. Me veo andando, siempre andando. Se que estoy muy cansado. Voy campo a través, intentando que no me vea nadie. Siento hambre y sed. Hace mucho frío. A veces, llueve y hace viento. Entonces lo paso muy mal. Me escondo en alguna cueva. Es como si quisiera escapar de algo”.

DRA. ARENAS: “¿Te persigue alguien?”

ALBERT: (dudando un poco): “No. Nadie me sigue. Después, estoy subiendo una montaña muy alta, con mucha vegetación, y está todo nevado. Hace un frío terrible. Tropiezo. Me caigo y voy rodando. Luego, me veo tendido en una cama y desde la cama, a través de una ventana, veo una cerca de madera, cubierta por la nieve y al fondo, muchos árboles también nevados”.

DRA. ARENAS: “¿Cómo te sientes entonces?”

ALBERT: “Muy bien. Ya no tengo miedo, ni frío, ni hambre, ni sed. Me siento completamente en paz. Sé que voy a morir, pero no tengo miedo”.

DRA. ARENAS: “¿Qué más?”

ALBERT: “En medio del suelo nevado, veo el obscuro rectángulo de una tumba recién cavada”.

DRA. ARENAS: “¿Es tu tumba?”

ALBERT: “No lo sé Yo lo estoy viendo todo, desde arriba, pero es posible que sea yo a quien van a enterrar”.

DRA. ARENAS: “Sígue”.

ALBERT: “No. No hay nada más. Sólo que este sueño se me repite muchas veces”.

DRA. ARENAS: “¿Siempre es igual?”

ALBERT: “Puede variar un poco, pero casi siempre es lo mismo”.

DRA. ARENAS: “¿Cuando empezaste a tener ese sueño?”

ALBERT: “Fue después de descubrir que mi abuelo no había muerto sino que había desaparecido”

SE APAGA LA LUZ Y BAJA EL TELON.






SEGUNDO ACTO
SE LEVANTA EL TELON.

Oscuridad otra vez. Como un humo flotando mientras se va haciendo la claridad.

Una marcha militar. Se oye un aparato de radio que dice: “Hoy, 26 de Enero, Barcelona ha caído.”

La pared es una gran pantalla en la que se pasan unas escenas de la liberación de Barcelona, del éxodo a Francia y del paso de los vencidos por la frontera- vistas de los campos de trabajo
Mientras tanto se escucha “L'emigrant”.

A continuación se oye el parte que puso fin a la guerra civil: “Españoles, la guerra ha terminado. En el día de hoy, derrotado y cautivo, el ejército rojo........”

Vistas de Franco, con toda su cohorte.

Luego, aparecen en la pantalla unas letras que dicen: día 1 de setiembre de 1939 - inicio 2a. Guerra mundial.- varias escenas de la guerra en Francia - se oye “LA MARSELLESA” - escenas de TANQUES AVANZANDO - La claudicación francesa.. Se oye la canción LILI MARLENE

Se apaga la luz otra vez.

Al volverse a encender la luz, se vé el decorado que es un comedor de un piso. Muy pocos muebles.

Un hombre y una mujer, ya maduros, discutiendo acaloradamente. El, vestido con un traje, ella, en combinación y a medio vestir. Vestidos de los años treinta.


El hombre está excitadísimo. Acaba de encontrar a su mujer, en la cama, con otro hombre: el administrador de la finca en la que viven y cuyo alquiler deben desde hace muchos meses.


Se gritan uno al otro, se insultan:

M$ANUEL: “!Eres una puta! ¿Cómo te has atrevido a ponerme los cuernos con ese desgraciado?”

DOLORES: “Ese que tu llamas desgraciado, nos perdona el alquiler”.

MANUEL: “¿Y por tan poco te vendes?”

DOLORES: “He tenido que hacerlo ya que tú no eres lo bastante hombre para traer suficiente dinero a casa para pagar ese alquiler. ¿Qué quieres que nos echen a la calle? Debemos ya tres meses”.

MANUEL: “!No encuentro trabajo!”
DOLORES: “El señor no encuentra trabajo” – le dice ella burlándose . “Yo me agoto limpiando las casas de los demás para poder sobrevivir, he de ocuparme de nuestra casa y además, de estar siempre a punto para ti. Ya me decía mi padre que siempre serías un infeliz. Que no llegaría a nada, casándome contigo”.

Ante ésto, indignado, él hombre pierde los estribos e intenta estrangularla. Se debaten, arrastrando sillas.

Se abre la puerta de piso y entra, Domingo, uno de los hijos de la pareja. Es un joven de unos 20 años y al ver lo que está ocurriendo, va hacia sus padres y lucha con el padre para impedir que acaba matando a la madre.


DOMINGO: “!Padre, deje a madre!”

MANUEL: “!Me ha puesto los cuernos, me está insultando!”

Domingo consigue apartalo de su madre. Se pelean los dos y el hijo, le da una buena paliza a su padre.

Entre gritos, le echa de casa

DOMINGO: “!No vuelva más por aquí!. !No voy a permitir que le haga daño a mi madre! !cobarde! !No quiero verlo más!”

La madre, grita también:

DOLORES: “No vuelvas por aquí, !Mal hombre! !Cobarde!”

El hombre, aturdido, sale de su casa.



Se apagan las luces.


Mientras tanto se oye una canción de la época.


Se retiran los muebles y cuando vuelve la luz, se van viendo en la pantalla de la pared imágenes, con letreros indicadores de diferentes pueblos. GRANOLLERS – VIC – OLOT – BEGET – Vistas y sonido de viento y de lluvia. Luego, imágenes de nieve por todas partes.

Mientras tanto, MANUEL va andando y andando y tosiendo

Diferentes paisajes de montañas nevadas y un letrero que pone COL DE GOLOFREU, después, otro que dice LAMENÊRE, LLENGUADOC/ROSELLÓ - PYRÍNÉES ORIENTALES
- después se ve un letrero que pone AGAFALLOPS y una granja.

EL HOMBRE CAE AL SUELO DESVANECIDO.

OSCURIDAD OTRA VEZ - algo de música clásica más bien melancólica


Cuando se hace la claridad, el decorado es una pobre habitación con una ventana en la que a través de la ventana, se vé, una cerca de madera nevada y a lo lejos ve un paisaje boscoso, con castaños y eucaliptos nevados.

En la habitación, una cama y una mesita de noche.

MANUEL esta sobre tendido en la cama y dos mujeres, vestidas de campesinas, una mayor y otra más joven le cuidan y hablan con él.

CAMPESINA MAYOR: “¿Eres español?”

MANUEL: “Si”.

CAMPESINA MAYOR: “Estás muy mal. No tenemos medicinas para darte”.

MANUEL: “Y ¿vuestro hombres?”

CAMPESINA JOVEN: “Fueron movilizados cuando los alemanes invadieron Francia. ¿Cómo te llamas?”

MANUEL: “Manuel”.

CAMPESINA MAYOR: “¿Cómo te sientes, Manuel?”

MANUEL: “Ahora ya me siento muy bien”. -- Se pone a toser y de pronto, muere.


Las mujeres le tocan.


CAMPESINA JOVEN: “¿Ha muerto?”

CAMPESINA MAYOR: “Sí”.

CAMPESINA JOVEN: “Pobre hombre. ¿Debía de tener familia?”

CAMPESINA MAYOR: “Nunca lo sabremos. Ahora ya descansa en paz”.

La mayor, le hace a señal de la cruz, sobre el torso.

Le tapan la cabeza con la manta.

CAMPESINA MAYOR: “Mañana cavaremos una tumba en el bosque y le enterraremos”.



OSCURIDAD OTRA VEZ - Música – El cant dels ocells

CAE EL TELON









TERCER ACTO

SE LEVANTA EL TELON

El mismo decorado que en el primer acto.

A la vista, sentados en sus sillas, cada uno a un lado de la mesa, están la Doctora Arenas y Albert, el protagonista.

Detrás del vestidor, ocultos para el público, están Manuel, el abuelo, Dolores, la abuela y Domingo, el tío, familiares todos de Albert.

DRA. ARENAS: “Después de meditarlo, creo que podía haber una solución para que te desapareciese ese sueño que tanto de preocupa y que seguramente está producido por esa angustia que sientes por no saber nada de tu abuelo”

ALBERT: “¿Cómo lo podríamos conseguir?”

DRA. ARENAS: “Podríamos intentar hacer una constelación familiar. ¿No has oído hablar nunca de ello?”

ALBERT: “Algo he oído, pero no sé bien de qué se trata”.

DRA. ARENAS: “Es un método terapéutico que se aplica a nivel individual o de grupo y que intenta restablecer el conjunto de leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que rigen el funcionamiento de los núcleos humanos y que se llama “las órdenes del amor”. Si se trangreden estas leyes de las interacciones humanas se originan conflictos y las discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías individuales y familiares. Estos conflictos se van tejiendo a lo largo de los años y se van transmitiendo de generación en generación.
Cada uno de nosotros trae en si mismo toda la información de las vidas de las que procede tanto a nivel psíquico como a nivel físico. Es aquello que llamamos herencia y se encuentra impreso en lo más profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia y tiene la capacidad de ser transmitida. De la misma manera que heredamos de nuestros padres o abuelos, el color de los ojos, del cabello, también heredamos el buen o mal carácter, gustos determinados, la diligencia, la fuerza y el compromiso o las tendencias depresivas, neuróticas, psicóticas u obsesivas que caracterizaron posiblemente alguno de nuestros antepasados. En nuestros genes se alberga toda la información de nuestra historia familiar la conozcamos o no. Esta historia está impresa en nuestras células conllevando un orden que permite que la vida fluya a través de nosotros. Este orden se traducirá en cualidades. Pero también heredamos los conflictos no resueltos que se hayan podido generar en el seno de nuestras familias debido a factores como pueden ser:
  • La violencia ,guerras, asesinatos, suicidios, luchas de poder, pérdidas de seres queridos, abortos, separaciones traumáticas, abandonos, accidentes fatales, xxclusión de personas de la familia, inversión del orden jerárquico dentro del seno familiar, secretos familiares, como pueden ser la de la existencia de relaciones vinculantes extramaritales, hijos no reconocidos, crímenes, etc.

Cuanto más desorden, cuanto más conflicto, más severas suelen ser las dificultades que se manifiestan en los seres y con frecuencia nos encontramos ante enfermedades crónicas, adicciones o problemas mentales graves, más conflictos y mayor problemática familiar.”

ALBERT: “¿Tú crees que se puede aplicar a este caso?”

DRA. ARENAS : “Pienso que sí. Este método ofrece la oportunidad de liberarse de las obligaciones inconscientes que se van transmitiendo de generación en generación, iniciando así un proceso de profunda sanación. Un alemán, el Dr. Bert Hellinger, teólogo y filósofo, en los años 80, fue el creador del método. A través de éste método, se busca identificar los conflictos del sistema familiar que están dificultando el flujo organizado de la vida. Y a partir de allí, en la medida que el mismo sistema lo permita, se restaura el orden perdido, permitiendo un nuevo fluir en la vida de las personas comprometidas. Con ésto se pretende que cada individuo esté en consonancia con su destino y ocupe el lugar que le corresponde en los grupos con los cuales interactúa para que pueda desarrollar su proyecto de vida de una manera más armónica y sostenible. La importancia de las constelaciones familiares radica no solamente en el hecho de que pueda permitirnos sanar aspectos personales de nuestras propias vidas. Su verdadera fuerza se manifiesta en el alma familiar y frecuentemente tras una constelación empiezan a sucederse cambios en las familias involucradas y además nos permite restablecer un orden que va a favorecer a las generaciones venideras, pues lo que nos ha mostrado la experiencia, es que muchos temas no resueltos en las familias, pueden terminar reproduciéndose y afectando a algún miembro de una generación posterior que, de una manera muchas veces no consciente, termina identificándose con alguno de los miembros involucrados en la situación no resuelta”.

ALBERT: “¿Crees que éso es lo que me está sucediendo a mi?”

DRA. ARENAS : “Sí. Creo que en ese sueño que se repite tantas veces, te identificas con tu abuelo desaparecido”.

ALBERT: “Es posible”.

DRA. ARENAS: “¿Estás de acuerdo en que pongamos en práctica este método?”

ALBERT: “Sí. Me inquieta un poco el tema, pero creo que debemos hacerlo.”

DRA. ARENAS: “Bien. Pues vamos a empezar”.

ALBERT: “¿Ahora mismo?”

DRA. ARENAS: “Sí. ?Levántate!”

La doctora se levanta de su silla, detrás de la mesa y hace que Albert se levante y coloque su silla, separada de la mesa.

DRA. ARENAS : “Ya puedes sentarte”.

Ella permanece en pié delante de Albert pero un poco separada.

DRA. ARENAS: “Muy bien, Albert. Ahora, díme como se llamaba tu abuelo.”

ALBERT: “Manuel Comella Arnau”

DRA. ARENAS: “Cierra los ojos e intenta relajarte”

Albert cierra los ojos. Al cabo de un momento de silencio la doctora le pregunta.

DRA. ARENAS: “¿Te sientes bien?

ALBERT: “Sí”

DRA. ARENAS: “Ya puedes abrir los ojos. Ahora voy a llamar a tu abuelo. MANUEL COMELLA ARNAU ¿estás aún por aquí?”

Manuel sale de detrás el biombo y se coloca cerca de ellos.

MANUEL: “Aquí estoy ¿Qué quieres?”

DRA. ARENAS: (Señalando a Albert). “Este es tu nieto, Albert, que sabe que desapareciste de tu casa y nunca más se supo de ti. Se siente muy mal, pues le pesa en el alma el no saber qué es lo que te ocurrió y necesita saberlo para estar en paz. ¿Quieres explicarnos que es lo que te pasó?

MANUEL: (mirando a Albert) “Me encontré a mi mujer en la cama con otro hombre y cuando le pedí explicaciones, me insultó y me menospreció. Me enfadé mucho y en un acceso de rabia, quise matarla. Llegó mi hijo Domingo y me pegó y me echo fuera de mi casa”.

DRA. ARENAS: “¿Qué hiciste entonces?2

MANUEL: “No sabía donde ir. Estaba muy nervioso, creí volverme loco. Empecé a andar, a andar, hacía el Norte. Quería ir a Francia. No deseaba estar en mi país. Me sentía en peligro. Caminé muchos días, nunca por carreteras, por caminos escondidos o campo a través. Hacía mucho frío.”

DRA. ARENAS: “Estuviste mucho tiempo andando?”

MANUEL: “Sí, muchos días. No tenía nada para comer ni tenía dinero. Fui comiendo frutas y verduras que encontré en el campo. En alguna masía me dieron algo de comer. Tenía mucho frío. No me encontraba bien. Enfermé, pero continué andando, siempre hacía el Norte. Tosiendo y tiritando. Tenía fiebre. Nevaba. Crucé la frontera por un paso de los Pirineos y finalmente llegué a una granja. Había una gran ventisca. La nieve caía con fuerza y cuando llegué a la granja, ya en Francia, ya no podía más. Aquellas dos mujeres, me metieron en la cama y intentaron cuidarme, pero ya era demasiado tarde. A través de la habitación, veía los árboles nevados y una cerca, también nevada y al fondo, montañas y más montañas, todo nevado. Pero entonces, en la cama, yo ya no tenía frío. La fiebre me consumía y tenía mucho calor. Me dí cuenta de que me estaba muriendo”.

DRA. ARENAS: “¿Sufriste mucho?”

MANUEL: “Mientras iba andado, sí, lo pasé muy mal. Pero luego, en la cama, ya no. Aquellas mujeres eran muy amables y muy buenas. Al día siguiente, me enterraron en el bosque. Cavaron un agujero en la nieve y me enterraron allí mismo”.

DRA. ARENAS: “¿Moriste en paz?”

MANUEL: “Sí”

DRA. ARENAS: “¿Has perdonado a tu mujer y a tu hijo?”

MANUEL: “Sí. Lo que pasó ya no tiene importancia”

DRA.ARENAS: “¿Ellos saben que les has perdonado?”

MANUEL: “No”

DRA. ARENAS: “¿Tienes algo que decirle a tu nieto?”

MANUEL: (A Albert) - “Te agradezco a oportunidad que me has dado para dejar este tema saldado. Debes estar tranquilo. Yo ya estoy en paz. Sufrí mucho pero ya estoy bien y les he perdonado. Y te quiero. Trata de ser feliz y de no preocuparte por nosotros”.

El abuelo permanece allí, callado a un lado.

DRA. ARENAS: (A Albert) - “¿Cómo se llamaba tu abuela?

ALBERT: “Dolores Bastida Urbán”

DRA. ARENAS: “Ahora voy a llamarla a ella. DOLORES BASTIDA URBÁN ¿Estás por aquí?”

Dolores sale de detrás del biombo, y enfadada pregunta:

DOLORES: “ Aquí estoy ¿Quién eres y qué quieres?”

DRA. ARENAS: “Soy una médico . Estoy aquí con tu nieto Albert, el hijo de tu hijo Enric ¿Le recuerdas?”

DOLORES: “Claro que le recuerdo. ¿Qué queréis?”

DRA. ARENAS: “Tu nieto se siente angustiado, porque no sabe lo que había ocurrido con tu marido cuando desapareció después de la guerra y estamos intentando arreglar las cosas para que pueda estar en paz y se sienta mejor”.

DOLORES: “¿Y para éso me necesitáis a mi?”

DRA. ARENAS: “Sí, con lo que aconteció entonces el orden natural de las cosas en vuestra familia se cortó, y ahora debemos solucionarlas. Necesitamos que tanto tu como tu hijo Domingo, le pidáis perdón a tu marido por el daño que le hicisteis”

DOLORES: (gritando enfadada). “¿Perdón?”

DRA. ARENAS: “Sí. El ya te ha perdonado, pero para el bien de la salud de tu nieto, también tu debes pedir perdón a tu marido”.

Dolores no parece muy decidida a hacerlo, pero la Doctora le pregunta:

DRA. ARENAS: “¿Acaso no quieres que tu nieto se encuentre bien?

DOLORES: “Claro que quiero. Está bien. Lo haré. - Dirigiéndose a su marido: “Te pido perdón por todo el mal que te he hecho”

MANUEL: “Hace mucho que te perdoné”

DRA. ARENAS: “¿Quieres decirle algo a tu nieto?”

DOLORES: (Más amable, casi cariñosa) - “Albert, sigue con tu vida. No te preocupes más por nosotros. Todo está saldado y perdonado. Te he querido mucho. Vive en paz”.

Dolores se retira también a un lado.

DRA. ARENAS: (A Albert) - “Dí el nombre de tu tío”

ALBERT: “Domingo Comella Bastida”

DRA. ARENAS: “DOMINGO COMELLA BASTIDA. ¿Estás aún por aquí?”

Domingo sale de detrás del biombo y se coloca ante la doctora.

DOMINGO: “¿Qué quieres?”

DRA. ARENAS: “Tu sobrino Albert está mal por el tema de la desaparición de tu padre y para que se mejore, necesitamos que le pidas perdón a tu padre por el mal que le pudiste hacer”.

DOMINGO (mirando a su madre y a su padre) (la madre asiente con la cabeza): “Padre, perdóneme por todo el mal que le hice”.

MANUEL: “Te perdono”

DRA. ARENAS: (Dirigiéndose a los tres) - “Muchas gracias en nombre de vuestro familiar. Podéis marcharos. Id en paz”.

Salen los tres. Vuelven a quedarse solos la doctora y Albert. Este se encuentra muy afectado.

DRA. ARENAS: “¿Cómo te sientes?”

ALBERT: “De verdad que no lo sé. Por un lado parece que me he quitado un gran peso de encima pero tengo un horrible dolor de cabeza”.

DRA. ALBERT: “Es normal que te sientas así. Todo ésto es muy intenso. Es posible que esta noche tengas sueños extraños y hasta es posible que llores. No te alarmes. Mañana cuando despiertes, estarás mucho mejor. Lo que hemos hecho hoy aquí, ha resuelto el conflicto y ha restablecido el orden perdido en tu familia. Ahora, ya todo está bien.”

ALBERT: “Desde luego ya no estoy tan angustiado. La verdad es que me siento mucho más reconfortado. Tengo una sensación muy extraña: como si todo se hubiese colocado en su sitio. Como si finalmente, hubiese colocado todas las piezas de un “puzzle”. En cuanto he oído a mi abuelo relatar su viaje me he dado cuenta de que el camino que él hizo andando, es el que yo realizaba en mi repetitivo sueño y el paisaje nevado que yo veía, es el último que él vio. Ya no me perturbará porque he averiguado de qué se trataba y adonde le llevaba. Por desgracia, ese larguísimo y agotador viaje que emprendió en sus desesperación, sólo le condujo a la muerte. A una muerte anónima y a una tumba también anónima en Francia”.

                                                       CAE EL TELON


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