miércoles, 21 de diciembre de 2011

MUERTE EN DOMINGO

El repiqueteo insolente del teléfono despertó a Isabel. Abrió los ojos y miró el despertador. Eran casi las cuatro de la madrugada.

Pensando que había ocurrido alguna desgracia, descolgó el auricular del teléfono que tenía encima de la mesita de noche.

!Isabel!”, sollozó una voz al otra lado de la línea.

¿Quién es” - preguntó.

¿Puedes venir?” !Te necesito”- respondió la voz con urgencia.

Había reconocido ya la voz de su prima Gloria.

!Voy!” - respondió y colgó el auricular.

Mientras se vestía rápidamente pidió un taxi.

El vehículo de alquiler llegó a los cinco minutos y entonces ella bajó a la calle. Pidió al taxista que la que la llevase a la calle Provenza esquina Independencia que era donde vivía Gloria con Emilio, su marido.

Como en Barcelona, a aquella hora casi no circulaban vehículos, la carrera desde su piso de la calle Aribau, duró sólo diez minutos. Durante el trayecto no cesó de preguntarse que era lo que debía haber ocurrido.

Pagó la carrera y descendió del coche. Percibió luz en la ventana del comedor del piso de su prima.

Esta la estaba esperando y cuando la vio, abrió la puerta de la calle sin esperar que llamase al timbre.

Subió a pie hasta el cuarto piso. El edificio era antiguo y no tenía ascensor. Sòlo una escalera muy estrecha y empinada. Intentó hacer el menor ruido posible.

Cuando llegó al cuarto piso, la puerta del cuarto segunda se abrió silenciosamente y vio a su prima Gloria con la ropa de dormir y un batín.

La habían agredido. Tenía sangre en la nariz y en la comisura derecha de la boca. Su aspecto era lamentable y temblaba de frío y de miedo.

La abrazó con cuidado para no hacerle daño y la llevó hasta una silla.

¿Que ha pasado?”

Ha sido Emilio”

¿Emilio te ha hecho ésto?”

Gloria asintió entre sollozos.

Isabel sintió como la rabia la iba invadiendo. Intentó calmar a su prima y cuando lo consiguió le preguntó:

“¿Cómo ha sido?”.

Ha llegado muy tarde y yo estaba muy preocupada pensando que le había pasado alguna desgracia. Cuando se lo he dicho se ha enfadado mucho y ha comenzado a insultarme y luego a pegarme”.

¿Estaba bebido?”.

Sí”.

“¿No es la primera vez, verdad?”.

No”.

¿Porqué no me habías dicho nada antes?”

Sentía vergüenza. Tu siempre me habías advertido de que Emilio no te parecía el hombre idóneo para mi. Yo pensaba que sentías celos”

¿Celos?”

De que yo me hubiera casado y tu no”.

Entiendo. Voy a llamar a la policía y hacer una denuncia”.

"!No por favor!” - Alterada, Gloria se levantó de la silla.

“¿Porqué no?”

!Me matará!”.

"Al contrario. Sólo un cobarde como él pega a una mujer”.

!No quiero denunciarlo!”

!Está bien!. Voy a prepararte una tisana”.

!No me dejes!”.

No te dejo. Ven conmigo a la cocina”.

Le preparó una tila y le puso bastante azúcar. Su prima se la tomó y luego ella la acompañó hasta el dormitorio. Hizo que se estirase en la cama y la cubrió con las sábanas y mantas. Se sentó en un sillón al lado de la cama.

Intenta dormir. Yo me quedo aquí por si tu marido regresa”.

¿No tienes miedo?”

"¿De Emilio? No. Conmigo no se atreverá. Sabe que soy capaz de defenderme. No temas. Descansa y mañana ya decidiremos qué hacer”.

Después de varios minutos, Gloria se durmió, cansada por el miedo y la tensión. Isabel, sentada en su sillón, recordó como había conocido al marido de su prima y lo poco que le había gustado.

Hacía ya casi cuatro años que Gloria le había dicho que quería presentarle a un chico con el que llevaba saliendo varias semanas.

Las dos primas se querían mucho. Isabel era dos años mayor que Gloria y mucho más decidida que ella.

Gloria era muy bonita. Con un esplendida y rizada cabellera negra y unos ojos oscuros sombreados por largas pestañas. Muy femenina, alegre y coqueta. Cada domingo iba a bailar y nunca le faltaban parejas de baile.

Isabel, en cambio, de cabellos castaño-claros y ojos grises, era más intelectual y deportista. También era hermosa pero no le gustaban los flirteos ni el baile y dejó de salir con Gloria porque el ambiente de los bailes y “boîtes” le aburría sobremanera.

No tenían más familia en Barcelona. La madre de Gloria había muerto cuando ella tenía sólo diecisiete años y su padre no pudiendo superar la muerte de su esposa, se suicidó a los pocos meses.

Gloria se lo encontró muerto un día al llegar a su casa. Desde entonces había vivido sola. Trabajaba de dependienta en unos grandes almacenes.

Isabel vivía también sola en un pequeño apartamento que alquiló cuando llegó a Barcelona hacía ya unos años.

Gloria había conocido a Emilio en una sala de baile y a los pocos días le pidió para salir.

Cuando Isabel lo conoció, no le gustó en absoluto. No era feo, al contrario, era bien parecido, pero había algo raro en su mirada. Era bastante mayor que Gloria, debia tener unos 35 años. Bien vestido, muy envarado, hablaba con ellas como si les hiciera un favor, como si ellas fuesen tontas. Isabel le puso en su sitio con dos respuestas irónicas a su preguntas fuera de lugar.

Dejó patente en todo momento la suerte que había tenido Gloria de dar con él. Era propietario de una pequeña empresa con la que había tenido mucho éxito y éste, se le había subido a la cabeza. Sin embargo, tenía muy poca cultura. Era creído y petulante. Era de un pueblo cercano a Valladolid y había emigrado a Barcelona hacía unos 10 años acompañado de sus padres. Actualmente vivía con su madre ya que el padre había fallecido.

Mientras explicaban detalles de su vida, al lamentarse Gloria de como se había quedado huérfana tan joven, él, quitándole importancia, se quejó de que él si había tenido mala suerte de perder a su padre a poco de llegar a Barcelona.

Molesta, Isabel le replicó que cuando Gloria perdió a los suyos, era casi una niña y en cambio él debía tener ya unos 25 años y que a aquella edad no podía haber sido tan traumático como a la edad que tenía Gloria .

Cuando él marchó, después de acompañarlas a casa de Gloria, Isabel le dijo a su prima que no le parecía el hombre indicado para ella y le hizo notar que le parecía machista y poco cultivado, pero que lo más importante, era que se veía dominante y le pareció celoso.

Gloria se rió de todo lo que le dijo su prima. Se sentía protegida con él y le encantó que pareciera celoso, según ella, éso demostraba cuanto la quería.

Siguieron adelante con el noviazgo. El la fue apartado del resto de amistades y como se dio cuenta de que a Isabel, no le parecía el hombre apropiado para su prima, hizo que poco a poco, dejaran de verse.

Sin embargo, a la siguiente Navidad, las invitó a su casa y les presentó a su madre. A Isabel la convidó porque era la familiar más directa de Gloria.

Cuando conoció a la madre, Isabel, comprendió que era igual que su hijo. Intentó ser amable con ellas pero solo consiguió ser condescendiente. !Habían tenido suerte en relacionarse con su precioso hijo!

Cursi y pretenciosa, dogmatizaba sobre todos los temas sin tener idea de ellos. De misa diaria, no aprobaba ni los tejanos ni la ropa desenfadada que las chicas usaban.

Isabel se ahogaba en la atmósfera de aquel piso recargado de adornos pasados de moda.

Después de esa visita, no volvieron a invitarla y Isabel no supo nada de su prima hasta que un día la llamó muy nerviosa y deprimida.

Fue a verla y la encontró muy apagada. Habían estado de vacaciones de semana santa en el pueblo de él y tanto a Emilio como a su madre, nada de los que ella hacía o decía les parecía bien y todo habían sido discusiones y regañinas. !Tenía miedo de que él la dejase!

Isabel hubiera dado cualquier cosa para que fuese así, pero no, a los pocos días, hicieron las paces.

Pasó el tiempo y decidieron que a finales de año de casarían. Empezó entonces, todo el trajín que acompaña a las bodas tradicionales, ya que habían decidido casarse por todo lo alto.

Cuatro meses antes de la boda, Gloria le llamó por teléfono y le pidió que fuese a verla.

Así lo hizo y cuando la vio comprendió que algo grave había ocurrido.

Gloria le explicó que se había quedado embarazada y que Emilio quería que abortase. Que le había dicho que si no abortaba, la iba a dejar. Que quería que marchase a Londres y se hiciese perder el bebé. Ni siquiera quería acompañarla. Le rogó a Isabel que la acompañase a Londres.

Isabel, enfadada, fue a decirle él todo lo que pensaba de su cobardía, pero Emilio se cerró en banda y echó todas las culpas sobre Gloria.

Después de meditarlo, Isabel le dijo a Gloria que no iba a acompañarla. Que no creía que aquel aborto fuese necesario. !Sólo faltaban unos pocos meses para la boda! Intentó convencer a Gloria para que no lo hiciese.

Pero Gloria marchó sola a Londres y abortó. Cuando volvió y le explicó a Isabel que ya estaba, ésta sintió una gran congoja al imaginar a su prima, sola en Londres, sin haber viajado nunca fuera de España y sin entender el idioma, pasando por aquel desagradable trance. Se sintió culpable por no haberla acompañado. Sabía que le había fallado.

Finalmente y a pesar de todas sus advertencias, se casaron y marcharon de luna de miel a Italia.

Gloria despertó y busco la mano de Isabel.

¿Me ayudarás? - le preguntó

¿Estas decidida realmente a dejarlo?”

Si, ya no puedo mas”.

Le contó a su prima que ya en pleno viaje de novios, Emilio empezó a comportarse como un hombre celoso y posesivo.

Cuando volvieron a Barcelona y se instalaron en su nuevo hogar empezaron las peleas y las agresiones.

Nunca estaba contento con nada, decía que no le respetaba y la vigilaba constantemente, creyendo enfermizamente que le engañaba con otros.

Las cosas iban de mal en peor y pronto, Gloria comprendió que se había equivocado totalmente al casarse con Emilio. Pero el mal ya estaba hecho. Vivía aterrorizada y él la había ido apartando de todas sus antiguas amistades.

Le había dicho que se separaría de él pero Emilio le respondió que antes de ésto la mataba.

Horrorizada, comprendió que era capaz de hacer lo que decía.

Hasta aquella última paliza. Decidió que no podía soportarlo más y que debía pedir ayuda. Isabel era la persona adecuada. Por éso la llamó.

Has hecho bien en llamarme.”

¿Que vamos a hacer?”

Tu no te preocupes de nada. Vuelve a dormirte. Voy a pensar qué es lo mejor para que te veas libre de él”.

Le acarició la cabeza y pronto Gloria volvió a dormirse.

Isabel estuvo pensando cual era la mejor manera de conseguir que Emilio dejase en paz a su prima sin que ésta sufriese peligro alguno.

Decidió que cuando él regresase a su casa, actuaría como si no se diese cuenta de los golpes y que creía que Gloria sufría sólo una fuerte gripe.

Se quedaría con ellos algunos días con la excusa de cuidar a Gloria y estudiaría los hábitos de él.

Así lo hizo. Emilio volvió al día siguiente y cuando la encontró en casa, no supo que cara poner.

Ella disimuló como si no supiese nada y dijo que Gloria necesitaba que la cuidase unos días, ya que sufría un fuerte resfriado. Si estaba de acuerdo, ella se quedaría con su prima para cuidar de ella mientras él, que seguramente estaba muy ocupado en la empresa, estuviese fuera y así, seguro que se sentiría más tranquilo, sabiendo que Gloria no estaba sola.

Emilio aceptó y pasados unos días, Isabel volvió a su casa, después de cuidar de su prima. Ya sabía que era lo que tenía que hacer.

Los sábados y domingos, Emilio, salía de casa sobre las nueve de la mañana y no volvía hasta las dos o las tres de la tarde. Solía ir de copas, bebiendo con sus amigos y llegaba a casa ya muy cargado. Comía algo, no mucho y solía volver a marcharse para continuar su ronda por los bares.

Aquel domingo, Isabel fue a almorzar con ellos.

Emilio llegó sobre las dos y media, ya muy pasado de copas. Ellas de dieron a beber un vermut. Bebió también vino y un poco de coñac. Le dijeron que hiciese la siesta pero él no quiso y dijo que se marchaba.

Salíó de casa, cerró la puerta del piso y, acto seguido, se oyó un grito y un gran golpe.

Las dos primas abrieron la puerta y vieron al final de la escalera, en el suelo del rellano inferior, un cuerpo tirado como un muñeco roto.

Isabel cerró inmediatamente la puerta para que su prima no viera el cuerpo de su marido. Se agachó para recoger una servilleta que había llevado en la mano y que le había caído en la escalera con el susto y descendió los escalones hasta el cuerpo tirado en el suelo.

Habían ido apareciendo otros vecinos alertados por el grito y el fuerte golpe.

Emilio sangraba por la boca y estaba sin conocimiento. Isabel le cogió la mano y miró si tenía pulso y si respiraba. Ni una cosa ni la otra. Había fallecido. Se había roto el cuello.

Miró a los vecinos que se habían acercado y movió la cabeza negativamente.

Uno de los vecinos dijo:

!Hay que llamar a una ambulancia!”

Isabel respondió:

Es demasiado tarde. Creo que está muerto. Parece que se ha dado un fuerte golpe. Hemos de llamar a la policía”.

El vecino que había hablado antes, asintió y fue a llamar por teléfono.

Una de las vecinas comentó:

!Pobre hombre! !Que mala suerte! Ultimamente estaba siempre bebido. Era cuestión de tiempo que pasase algo así”.

Otro vecino convino:

!Estas escaleras tan empinadas son muy peligrosas!”

Isabel dijo:

Voy a darle la noticia a su mujer”.

Subió los escalones hasta el piso de Gloria que abrió enseguida la puerta.

¿Está...?”

Si. Está muerto. Ahora has de ser valiente. Hemos avisado a la policía y dentro de poco estarán aquí”.

!Debe haber perdido pie!”.

Si. Estaba demasiado borracho. Lo raro es que no le hubiese pasado antes. Voy un momento al lavabo. Me he manchado la mano de sangre al tocarlo para ver si estaba vivo o muerto”.

Gloria asintió.

Isabel entró en el lavabo y después de lavarse las manos, del interior de la servilleta que había recogido del suelo, sacó un cordel no muy largo con unas chinchetas en cada uno de sus extremos.

Con unas tijeras del botiquín lo cortó a trocitos y lo echó en el wc. Tiró de la cadena del water y vio como desparecían los restos. Las chinchetas las clavó en la gruesa suela de sus botas negras.

Salió del cuarto de baño y acompañada de su prima esperó tranquilamente la llegada de la polícía.



FIN



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