martes, 2 de noviembre de 2010

CON EL ALMA HERIDA (LA DEPRESION)


La energía cabalga
en el aire y en los árboles
y contemplando
el cielo y las nubes,
mi ansiedad descansa.

Mi alma, muy dañada
por múltiples combates,
entre el halago, la envidia,
la falsedad y la duda,
se va curando,
con vuestra ayuda.

Cual pájaro herido
después de una tormenta
me encerré en mi nido,
primero, segundos y minutos,
después, horas y días,
semanas y meses,
muriendo poco a poco.

Yo, tan alegre, perdí la alegría
el entusiasmo, desapareció de mi vida,
incluso la ilusión marchó a otra parte,
huyendo de mi, casi sin avisarme.

Cuando me dí cuenta
ya era muy tarde,
y la soledad
vino a visitarme,
se instaló en mi hogar,
quedándose.

Perdido el Norte
de mi destino,
toda mi fuerza
quedó en el camino ,
cansancio, ensueños,
tristeza aletargada,
vacío y miedos,
todos y cada uno,
fueron mis dueños.

Pero el calor del sol
de este verano,
el sereno vaivén de las olas,
que sobre mi cuerpo
han danzado,
el canto de los pájaros,
el río murmurando,
sobre su lecho
de piedras y guijarros,
me han susurrado,
la luz filtrándose
entre los árboles,
escondiéndose entre las hojas,
jugando con sus sombras,
el aire trayéndome perfumes
casi olvidados,
todos ellos, me han saludado,
han vuelto a mi,
me han ayudado.

Se cargaron mi pilas,
ha vuelto la energía
y la vida a mis venas,
desperté de mi ensueño,
desapareció mi miedo
y se llenó mi vacío
y entonces, sólo entonces,
percibí con claridad en mi alma,
que por fin habían regresado
la serenidad, la paz y la calma.


NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

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