jueves, 23 de septiembre de 2010

LA VOZ


Hoy escuché por primera vez una voz que me conmovió,
una voz que con serenos matices, habló de ternura,
de plenitud y de miedos, de respeto, de amistad,
de sinceridad, de calma y de apoyo.

A través de esa voz me reconoci hermana de otro ser,
sus tenues ecos resonaron en mi alma,
despertaron en mi sentimientos adormecidos
y ya casi olvidados, emociones que habían quedado
muertas con la muerte de los seres que las habían inspirado,

Yo, que me creí enterrada en mi pasado,
me di cuenta de que aún estaba viva
y que todavía podía vibrar, amar y emocionarme

Era la voz de alguien a quien no conozco,
alguien que seguramente jamás conoceré,
un hombre cualquiera hablando de su vida y de su trabajo,
agradeciendo a su mujer su apoyo en la enfermedad,
reconociéndose sin avergonzarse, enamorado de esa mujer,
después y a pesar, de una convivencia de muchos años,
y vivo aún, por ella y gracias a ella y a su familia.


Esa voz, sin saberlo, realizó un milagro y me despertó.
Como el príncipe despertó a la bella durmiente,
consiguió que saliera de mi ensueño estéril,
que era ya casi una antesala de la muerte física
y, como Lázaro, regresé a la vida.

Le debo ese don.

NOTA: TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

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